En España hay 700.000 establecimientos comerciales que de media consumen 16.000 kWh al año (Comercio es ahorro energético. Guía práctica de ahorro energético dirigida al comerciante).
La partida del coste energético de los establecimientos comerciales –energía eléctrica, gas natural y otras– representa uno de los costes más elevados en la cuenta de explotación del empresario.
La gran mayoría de las PYMES de comercio, que constituyen más del 90% de las empresas del sector, son empresas individuales que tributan sus beneficios como rendimiento de actividades empresariales en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas.
Estas empresas calculan sus beneficios a través del Régimen de Estimación Objetiva, es decir, a través de índices o módulos. El sistema de módulos calcula los beneficios mediante la imputación de varios módulos: superficie del local, personal no asalariado, personal asalariado, consumo de energía, y otros módulos para algunos sectores específicos, como superficies de horno, número de mesas, etc. Dado que uno de los módulos para el cómputo de los beneficios es el módulo de energía consumida, al rebajar el consumo de energía, se rebajará también el importe de este módulo.
Establecer un plan de ahorro energético, mejorar la eficiencia energética de las instalaciones y equipos, favorecer la adquisición de buenas prácticas al personal no tan sólo colabora en la minimización de la huella de carbono de la actividad comercial sino que, además, mejora la cuenta de explotación de la empresa.
En general, la gran mayoría de los pequeños comercios consumen únicamente electricidad, a excepción de los hornos-panaderías, que pueden utilizar algún tipo de combustible para el funcionamiento de los hornos. También hay comercios que consumen gasóleo o gas natural para la calefacción del local, especialmente en las zonas más frías del país, aunque también es frecuente que la calefacción sea mediante bombas de calor en zonas en que las temperaturas en invierno no sean extremadamente bajas.
La distribución del consumo energético en establecimientos comerciales es según el (Manual de eficiencia energética de PYMES. Comercio al por menor. Gas Natural Fenosa):
Distribución del consumo energético en establecimientos comerciales Manual de eficiencia energética de PYMES. Comercio al por menor. Gas Natural Fenosa
Hay que hacer la excepción del subsector de la alimentación, donde la demanda de las cámaras de frío puede tener mucho peso dentro de la demanda global, pudiendo alcanzar valores del 85% de la demanda total.
La iluminación es un aspecto esencial en la presentación del producto y en la imagen del establecimiento comercial. Es un elemento más de la decoración y colabora en la creación del ambiente y confort del local. La intensidad y tipo de iluminación debe adaptarse a las necesidades y dimensiones de cada zona del establecimiento.
En la zona de ventas, la iluminación debe dirigirse a favorecer la exposición del producto y la atención al cliente; en el escaparate la luz debe resaltar los productos expuestos y ejercer una función de atracción potencial de clientes; en el almacén, la iluminación debe ser práctica y funcional.
El artículo comercializado influye en el tipo de iluminación: en los establecimientos de equipamiento personal predominan las lámparas halógenas mientras que en los autoservicios de alimentación el tipo de lámpara más usual es el fluorescente.
La zona de ventas es el espacio del establecimiento con mayor número de lámparas y con mayor iluminancia (lux o lúmenes/m2). El consumo de las lámparas de la zona de ventas representa el 76% del consumo de iluminación del establecimiento.
La calefacción, el aire acondicionado y la ventilación colaboran en la creación del ambiente de confort del establecimiento. El grado de humedad y la calidad del aire interior son otros factores que inciden, también, en el confort de los clientes y del personal.
El consumo de energía por necesidades de calefacción y aire acondicionado depende, además de la eficiencia energética del sistema de acondicionamiento térmico instalado, de diversos factores como: clima, ubicación geográfica del establecimiento y estado del sistema de aislamiento del edificio/local ya que un mal aislamiento conlleva pérdidas significativas de calor/frío con el consiguiente coste energético y económico que comporta.
El mal aislamiento, las pérdidas significativas de aire y un sistema de seguimiento y control ineficaz originan importantes consumos de energía malgastada.
Aislar convenientemente el establecimiento evita pérdidas de energía y fugas de aire. Un buen aislamiento térmico reduce el consumo de calefacción y refrigeración y disminuye la emisión de CO2. Entre el 25-30% de las necesidades de calor se deben generalmente, a problemas de cerramiento.
El sector de alimentación tiene un consumo añadido en frío industrial para la conservación de los alimentos. Los aparatos eléctricos más usuales son: vitrinas murales refrigeradas, vitrinas expositoras refrigeradas, congeladores horizontales, congeladores verticales, neveras, cámaras frigoríficas, arcones, arcones bodega, etc.
El impacto de estos aparatos en el consumo de energía del establecimiento puede ser importante y no deben considerarse como aparatos eléctricos secundarios. Su consumo debe tenerse en cuenta para todo el sistema de refrigeración.
Además, hay que tener en cuenta que para no interrumpir la cadena de frío de los alimentos, todos estos aparatos están en funcionamiento las 24 horas del día.
El consumo de energía del frío industrial en un establecimiento de alimentación puede representar hasta un 65% del consumo total de energía del establecimiento.
En consecuencia, todas las medidas que se adopten para optimizar desde un punto de vista energético las instalaciones de frío industrial repercutirán de forma muy importante en el ahorro energético y en el consumo responsable.
Algunos sectores comerciales con actividades artesanales como pastelerías, panaderías, charcuterías y otros establecimientos artesanales precisan equipos industriales con consumos energéticos significativos debido al uso de máquinas eléctricas específicas tales como: fermentadoras, amasadoras, hornos eléctricos, picadoras, máquinas de cortar, microondas, sierras, calentador de agua, deshumidificadoras, etc.
Estas máquinas pueden generar un consumo importante que hay que tener en cuenta.
Los pequeños electrodomésticos, balanzas, cajas registradoras, equipos musicales, ordenadores, persianas automáticas, motores de apertura de rejas, cámaras de vigilancia, alarmas, etc. tienen pequeñas potencias y su uso es puntual y en consecuencia su consumo es bajo.
En el caso de los televisores, aunque su potencia es pequeña su uso puede ser continuado y el consumo puede ser relevante. Además, estos equipos en modo de espera, sin imagen en pantalla y con el piloto encendido, pueden consumir un 15% del consumo en régimen de funcionamiento. Deben apagarse apretando el interruptor de desconexión.
Las principales medidas de ahorro pueden diferenciarse según los usos de la energía y se detallan en los siguientes enlaces: