Existen tres tipos principales de calderas (estándar, condensación y baja temperatura), hay que tener en cuenta el uso que se le va a dar y la temperatura deseada para el agua caliente para elegir un tipo u otro.
Las calderas convencionales trabajan con temperaturas de agua caliente entre 70 º C y 90 º C y con temperaturas de retorno del agua superiores a 55 º C en condiciones normales de funcionamiento.
Las calderas de condensación tienen mayor aprovechamiento energético porque recuperan el calor generado en la combustión más el calor del cambio de fase del agua.
Las calderas de condensación están diseñadas para recuperar más calor del combustible quemado que una caldera convencional y, en particular, el calor del vapor de agua que se produce durante la combustión de los combustibles fósiles. De esta manera, se consiguen rendimientos energéticos más altos, en algunos casos superiores al 100%, referido al poder calorífico inferior del combustible.
Las calderas de baja temperatura, admiten temperaturas de retorno de agua menores a 40 º C, por lo que las pérdidas por radiación son menores que en las convenciones donde el agua retorna a 55 º C.
En la renovación de calderas encontrará un mayor detalle sobre esta medida de ahorro.
Esta medida consiste en la instalación de variadores de frecuencia en los cuadros de las diferentes bombas del sistema climatización, ACS e instalaciones de la piscina del edificio.
La mayoría de las aplicaciones de aire acondicionado, calefacción y ventilación están diseñadas para operar ventiladores y bombas a una velocidad constante, sin embargo, las cargas térmicas de los edificios no son para nada constantes. En los sistemas convencionales, se emplean estrangulaciones mecánicas para reducir el agua y aire en el sistema, no obstante, el motor de impulsión, continua operando a plena velocidad, empleando para ello la misma cantidad de energía independientemente de la carga de calentamiento o enfriamiento en el sistema. Si bien, el estrangulamiento mecánico proporciona un buen nivel de control, no se trata de un sistema eficiente.
Los motivos básicos del uso de variadores de frecuencia con respecto a otros métodos de control vienen dados porque los primeros son capaces de controlar los motores de corriente alterna sin pérdidas notables y porque son ideales para sistemas de accionamiento con motores de inducción.
Las últimas técnicas en la fabricación de motores han propiciado una mejora de la eficiencia de los mismos. La norma IEC 60034-30:2008 que establece los criterios de eficiencia de los motores.
Debido a la antigüedad de los motores, los equipos actuales corresponden a un rendimiento inferior a la categoría IE1. Con la sustitución de los motores actuales por motores de la misma potencia y mayor eficiencia IE3, se estima que se puede lograr una mejora del rendimiento de los motores entre 4 y 6 puntos sobre el rendimiento actual, dependiendo de la antigüedad del equipo actual.
En Mejoras en bombas de impulsión encontrará un mayor detalle sobre esta medida de ahorro.
La energía solar térmica es aquella que permite calentar agua u otros fluidos en captadores solares mediante la transformación de la radiación solar en calor. Es una forma eficiente de ahorrar hasta un 70% de la energía necesaria para la producción del agua caliente sanitaria, en una instalación bien dimensionada y la mejor alternativa para reducir costes energéticos.
Los sistemas solares térmicos se basan en la radiación solar recibida por los captadores por los que circula agua o un fluido calorportante, el cual eleva su temperatura por la incidencia solar. Este fluido que es circulado a un acumulador, donde se realiza el intercambiador de calor, con el circuito de agua.
Los sistemas de captación solar no siempre pueden garantizar el 100% del servicio al que se destinan, especialmente en situaciones de baja radiación solar. Por ello se combinan con sistemas térmicos convencionales (sistemas híbridos).
Las medidas de aislamiento reducen considerablemente las pérdidas térmicas contribuyendo a la mejora de la eficiencia del sistema.
Esta mejora de aislamiento se debe aplicar a los elementos de la sala de calderas y a la red de tuberías de calefacción y ACS del edificio.